La lectura que llega,
es la lectura correcta.
¿Estamos conectados?¿ Con que? Se me ocurren mil respuestas y casi ninguna parece corresponder a la realidad. Ahora llena
de raíces, comprendo nuevamente que en el único sitio donde estoy segura es
entre las letras y mientras espero que
el amor que doy (… y no se han enterado aun)
me sea devuelto con un porcentaje de intereses, para que valga la pena aguardar,
vuelvo a ellas entre tanto escucho la
suave voz de Jorge Drexler , que me dice que si es cierto que todos estamos
conectados con unos versos más y otros menos en casi todas sus canciones. Recorro
las orillas de la playa, los zapatos se me llenan de arena y el corazón de
recuerdos sutiles, nuevos y viejos, que mezcla, sorprendentemente perfecta. Caracas
se me antoja hoy más calurosa que ayer, y las horas parecen más largas. Está
mañana termine de leer el quinto libro del año, “El viaje del Elefante” de
Saramago. Voy un poco lenta con la lectura, pero el corazón
se entretiene y yo lo suelto para que de sus vueltas. El libro tampoco ayudo
mucho, tenia no se si es malo o bueno muchas expectativas, después de que hace
años leyera “ Ensayo sobre la ceguera” y todo mi orden social se sacudiera ante
esos personajes desnudando el alma, es que no dejo ni un pedacito con ropa!.
Este libro es más tranquilo y menos meritorio, pero una nota final, pequeña,
personal y única lo explica todo y las 263 páginas cobran sentido solamente con
saber como, que y cuando llego la inspiración para escribirlas. Digo yo, no podría
Saramago haberla colocado al principio?, es que yo no tengo por costumbre leer
el final del libro antes de comenzarlo…
Todavía el elefante rosado de la
portada descansa en la mesa, su
compañero es mi próxima lectura…con la que ya le era infiel antes, eso si solo
de pensamiento. Se llama “Leche Derramada” de Chico Buarque, escritor Brasilero, a quien conocí gracias a
una entrevista que le hicieran hace mucho tiempo a Ricardo Arjona y lo mencionó
porque entre otras Chico es también cantante, compositor, poeta y
escritor! Me gustan las lecturas que me llegan entreveradas en historias de lo
que vivo, una nota en el periódico que lei a la carrera, una mención en una
entrevista, un titulo que se pega a mis manos en la librería, pareciera como una
fuerza externa nos está llamando (¿conectando quizás? ) al libro (al escritor)
y a mi (una simple lectora) para reunirnos.
*Silvia*
Aquí la letra de una de las
canciones que me llevaron a la reflexión…
Todo se transforma
De: Jorge Drexler.
Tu beso se hizo calor,
luego el calor, movimiento,
luego gota de sudor
que se hizo vapor, luego viento
que en un rincón de La Rioja
movió el aspa de un molino
mientras se pisaba el vino
que bebió tu boca roja.
Tu boca roja en la mía,
la copa que gira en mi mano,
y mientras el vino caía
supe que de algún lejano
rincón de otra galaxia,
el amor que me darías,
transformado, volvería
un día a darte las gracias.
Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.
El vino que pagué yo,
con aquel euro italiano
que había estado en un vagón
antes de estar en mi mano,
y antes de eso en Torino,
y antes de Torino, en Prato,
donde hicieron mi zapato
sobre el que caería el vino.
Zapato que en unas horas
buscaré bajo tu cama
con las luces de la aurora,
junto a tus sandalias planas
que compraste aquella vez
en Salvador de Bahía,
donde a otro diste el amor
que hoy yo te devolvería......
Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.
luego el calor, movimiento,
luego gota de sudor
que se hizo vapor, luego viento
que en un rincón de La Rioja
movió el aspa de un molino
mientras se pisaba el vino
que bebió tu boca roja.
Tu boca roja en la mía,
la copa que gira en mi mano,
y mientras el vino caía
supe que de algún lejano
rincón de otra galaxia,
el amor que me darías,
transformado, volvería
un día a darte las gracias.
Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.
El vino que pagué yo,
con aquel euro italiano
que había estado en un vagón
antes de estar en mi mano,
y antes de eso en Torino,
y antes de Torino, en Prato,
donde hicieron mi zapato
sobre el que caería el vino.
Zapato que en unas horas
buscaré bajo tu cama
con las luces de la aurora,
junto a tus sandalias planas
que compraste aquella vez
en Salvador de Bahía,
donde a otro diste el amor
que hoy yo te devolvería......
Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.
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