2*0*1*3
Un cuarto de luna menguante tocó
el cristal de mi ventana anoche, desperté enredada en las tinieblas de un sueño
y fue necesario observarla dos veces para que la nitidez de la realidad me
dejara ver su silueta mutilada. Le sonreí sin palabras, mientras entrecerraba
los ojos para regresar a los brazos de mi sueño y una vez allí si susurre a su oído: “Solo es la luna de Enero, tocando en
mi ventana”.
Agradecida llegó la mañana.
Vestida de azul brillante, del tipo de azul que me hace pensar en mis pies hundiéndose
en la arena caliente de alguna playa, aun así permitió que las tareas propias del sábado se
escondieran bajo la alfombra, y el café se acompañara del único placer al que
no le pongo ni un solo pero nunca: la lectura. Todo lo demás tendrá que
esperar.
La calle se abrió como un
desierto de santa marías bajas y candados. Ni siquiera la basura abunda. Salí
buscando un regalo de reyes y descubrí que todo se detiene los primeros días
del año. No hay frutas ni verduras que
vender, como si los agricultores pudieran ponerle pausa a las plantas y los
árboles. Los días se han convertido en cadenas de domingos, todos andan
despacio, o no salen. Paso la avenida sin mucho sigilo, tampoco hay carros. Los
libros duermen tras las rejas, la harina también. Un producto que nunca compro
está más caro que el sábado pasado. ¿Por qué se el precio de algo que no
compro?. No lo se. Parece que no necesito de nada, solo salí a caminar, a sentirle
el pulso a las tres cuadras que rodean mi casa, la cuarta ya me la conozco. Cinco
carros estacionados en una acera, tres
en la otra. Se ven más los locos, cajas de cartón arrinconadas, pedazos de
trapo, restos de comida y caras ausentes, hay tan poca gente que el paisaje
desnuda la triste realidad de la indigencia en mi vecindario, se me encoje un
poco el corazón pero no les temo, nos observamos unos a los otros,
yo con cierto sigilo y ellos con curiosidad de ver por fin a alguien caminando;
solo el sonido de las motos logra
sobresaltarme entre una esquina y otra.
El aire a pesar del sol llega frío hasta mis
pulmones, frío y limpio no huele a nada, salvo en un trecho del trayecto que
una mezcla de tomate fresco y albahaca inunda todo, logrando que piense
seriamente en la lejana hora del almuerzo.
“y si…” fue la frase inicial de
una nueva historia, mientras se escribe trato de no distraer mi atención hacia
el final, sino de concentrarme en los momentos, en cada página que he de pasar
por separado, porque sea en los libros, o en la vida real el final es algo
seguro, lo interesante, lo que cuenta es
lo que ocurre desde la primera frase hasta la última.
*Silvia*
2 comments:
Querida Silvia:
¡Que placer volver a leerte! Sin duda el mejor regalo del 2013 :D
Tienes razón en eso de que el tiempo parece que se detuviera los primeros días del año, parece que la gente estuviera sacándose del cuerpo el año anterior y no le queda energía para otra cosa.
Espero saber más de tí este año.
Un gran abrazo amiga de mi corazón!!!!
Siempre presente en mis pensamientos Silvia querida! Un beso!
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