Monday, October 11, 2010

En Buena Hora


Una de las tantas imágenes que en los últimos días han cruzado el planeta llego a mis manos, en ella el canoso escritor sonríe, como me gusta a mi, con una sonrisa de dientes. Antes de leer la nota completa lo observo un minuto más. Desde que me dijeron que la tristeza se nota por más que trates de ocultarla con una sonrisa, lo hago, le presto especial atención a las fotos de las personas sonrientes. El no alardea, no disimula, no finge: está feliz, con un sentimiento que emana desde el mismo centro de su alma, y va lleno de la seguridad de quien camina por la vida en perfecta comunión de pensamientos y acciones, así veo al nombrado Premio Nobel de Literatura 2010.

Mario Vargas Llosa no es mi escritor favorito, de echo durante años evite a como diera lugar su lectura, con la excusa de que me parecían aburridas. Sin embargo, guardaba conmigo parte de un discurso del escritor que la revista Selecciones (Reader´s Digest) publico para explicar el porque leemos, o el porque es importante el habito de la lectura. Un día cuando hablaba de lo mucho que me inspiraba como lectora aquel discurso con una amiga, comprendí lo insólito que podía ser para los demás que yo no conociera su trabajo y aún asi lo admirase.

Solo los tiempos perfectos de mi vida, las cosas que llegan en su momento justo, le dan algo de sentido a todo esto.

Un buen día me soñé uno de sus libros, con recomendación y todo…

Hoy reconozco que es el único que me hace pensar (el único escritor…) y eso me tiene en sus redes. Como lectora voy de un libro a otro deleitándome en historias maravillosas pero cuando quiero dejar de “mariposear” por la literatura, y enfrascarme en una lectura que se que va a sacudirme vuelvo rendida a los pies de él, de Vargas Llosa.

Me cambia el animo aun cuando se trate de una historia de amor, le da acentos y comas a mi vida, como el no se imagina, desde el inicio (desde la primera pagina) lo pierdo de vista, entramos de la mano a la historia pero una vez allí me deja sola, él se desdibuja, se pierde y yo nado en sus descripciones, en esa cronología silente con la que le da orden a los acontecimientos, enciende mi vena social, le da bríos a la guerrera que duerme en mi, convierte lo cotidiano en objeto de estudio y las emociones me guste o no se desatan, sus paginas me abren ventanas de posibilidades que ni en Internet puedo conseguir y me pierdo en citas elaboradas y originales que incluyen bistrós Parisinos y cementerios de perros donde nunca he estado y sin embargo por él estoy. Me da palabras nuevas y como dentro del contexto las paso por alto, el me grita que me detenga obligando a algún personaje a cuestionarse y a mi con el. La verdad que no Don Mario _ termino pensando_ para nada tengo un vocabulario tan extenso, si es una pena que las palabras se vayan durmiendo dentro de las paginas del diccionario, y si me pregunta mi opinión me parece buenísimo que las reviva en sus escritos…en sus libros, con su permiso voy a buscar la palabrita…

Me habla de literatura, me da un poema para que lo busque, es de Neruda que detalle, lo encuentro y me sorprende su desnudez desde la primera línea, no me gusta porque prefiero los que dicen lo mismo pero disfrazado de romanticismo…al personaje le va bien este…así va todo el libro como una lectura interactiva, cuando llego al final viene la despedida, el desasosiego de no estar cerca…

Y aburro a todo el mundo con mis charlas sobre el libro.

Cuando leo a Vargas Llosa escribo diferente, quiero creer que mejor…

“Mi obra ha tenido una difusión que nunca soñé” dijo hace poco con sinceridad, y se proclamo nuevamente defensor de la libertad y de la democracia, añadió como siempre “La buena literatura al despertar el espíritu crítico, genera ciudadanos mas libres”.
El contribuye notablemente a que esto ocurra.
Silvia.




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