La Carta.

La Noticia: 33 mineros atrapados en una mina en Copiapó, Chile. Diecisiete días han transcurrido sin noticias. Las informaciones van y vienen, todos hacen conjeturas, todos quieren opinar y asirse a la esperanza. Por la hora del derrumbe creen podrían hallarse en el refugio, donde esperaban el cambio de turno. Pero es necesario verificarlo.

Mamá espera noticias desde temprano, pero la guaya que bajan los rescatistas es lenta, faltan unas horas, cambiamos cada tanto al canal para estar enterados y la noticia igual llega de 700 metros bajo tierra, de esa trampa que la montaña les tendió, declarando que no se rinden, me quedo asombrada y se me nublan los ojos, cuando anuncian que posiblemente estén todos vivos, si los 33!, la televisión chilena es cauta en sus declaraciones, espera la certeza.

Los rescatistas buscan que el sondaje llegue hasta allí, hasta el refugio donde podrían estar, ir por ellos dentro de la mina es un riesgo. La primera noticia son golpes, la esperanza florece en esa tierra tan seca. Luego pintura roja en la guaya que suben y después el milagro de una carta.

Los chicos sorprenden a todos con su voluntad de sobrevivir, con el espíritu elevado en miles de plegarias que finalmente encuentran su destino.

Dios existe.

El tiempo no es igual en todas partes del planeta, sentencio, setecientos metros bajo tierra puede ser lento, desolador, eterno… en cambio el mío se va diluyendo en horas dulces, en tareas de luz, en exclamaciones que ahora carecen de sentido: que calor!, esta lloviendo!... Otra vez se trata de lo que escogemos hacer con nuestro tiempo, no es lo que nos ocurre sino como lo afrontamos lo que nos define.

Ellos escogieron sobrevivir, todos juntos.

En medio de las buenas nuevas ya oficiales, con la vista algo nublada nuevamente por la emoción, me uno al coro de mensajes de esperanza.

Toda la tecnología actual a los pies y servicio del hombre y vuelve ser un simple papel: una carta, la portadora de tanta esperanza!.

El presidente Chileno copia mi pensamiento en una declaración. Notamos lo mismo, que bien!.

Y me intereso en el futuro inmediato, están vivos y ahora?. Me pregunto si alguien de todos los que se encuentran en el sitio comprende a que viene mi inquietud. Si lo hacen, despliegan las estrategias y se animan a dar la cantidad de días que se necesitan para culminar el rescate…se me encoge un poco el corazón…tres meses…

Pero confió en Dios…

Silvia.