Tuesday, September 09, 2008


Con el "chip" encendido.



El lunes pasado se fue la luz en varios sitios de la ciudad, incluso en otras ciudades del país, varias horas después cuando deje la oficina había olvidado por completo el asunto y tome el elevador para bajar los veintiún pisos que me separan del PB en el edificio donde trabajo.

Una vez dentro no me dio tiempo de reflexionar sobre todas las medidas de seguridad que estaba quebrantando, porque quede atrapada en una conversación ajena.

Hablaban de la motivación y uno de los oradores explicaba porque las personas no somos iguales a la hora de sentirnos motivados. “existen personas que tiene el chip de la motivación apagado”,expreso uno de ellos y yo no pude estar mas de acuerdo, ilustró su frase con un ejemplo que me dejo en PB con ganas de haberme quedado atrapada unas cuantas horas en el ascensor solo por el placer de escuchar sus teorías.

Llegue al carro con los pulmones hinchados y la sonrisa relajada, a mi el chip se me recarga solo y a diario. Como es usual cuando algo me sorprende tome algunas notas en mi cuaderno y olvide el tema.

Hasta hoy, cuando un revés inesperado, un olvido, empaño ligeramente los logros de mi equipo de trabajo. Y digo ligeramente porque como es evidente en informes, y otros alcanzamos un mejor número que el cierre del mes pasado y eso no lo borra nadie.

Pasada la decepción originada por la falta de reconocimiento, entre una mezcla de sentimientos volví a recordar el asunto de la motivación y aproveche para revisar si mi chispa se encendía con la única condición de ser reconocida.

Primero me confesé sin tapujos, el hecho de que los superiores reconozcan el esfuerzo, las capacidades y el talento para llegar a las metas es una parte importante de la motivación , negármelo seria pecar de falsa modestia, y esconder esa parte terrestre, esas ansias de aplauso que todos (quiera o no) llevamos dentro.

Me gusta el reconocimiento, pero no me mantengo motivada solo por eso, seria igualarme a un simio haciendo morisquetas por un maní o dos (y eso no hace falta porque siempre los puedo comprar en el mercado de Guaicaipuro).

Sin embargo una vez pasadas estas mieles, reflexiono sobre que me mantiene tan motivada a diario, ¿Qué me eleva el espíritu para salir a conquistar una meta?.

Difícil de responder, parece tan intangible en medio de esta noche. Me gusta tener objetivos, uno en macro, que pueda ver desde arriba, para un mes, para seis, para un año, otros pequeños, divididos, de esos que se van sumando con pequeños aportes diarios, lo increíble es descubrir que siempre he sido así, lo aplico en el trabajo, en lo personal...en todo.

Celebro cada nuevo paso, cada logro con un entusiasmo que raya en lo infantil, con una sensación de bienestar, con esa paz que da el ponerle punto final a lo que sea que se esta haciendo, para pasar descansada y renovada a lo siguiente.

¿Para quién son tantas metas? ¿Contra quien compito?

Son por y para mi y mi competidor, mi rival es el mejor que he conocido hasta ahora, el que no me da tregua y me obliga a ir un poco mas cada vez: Yo misma!.


2 comments:

rominita said...

Esa es la actitud correcta!!!!
cuando la fuerza para conseguir nuestros objetivos viene del alma, del corazón, TODO ES POSIBLE, un tornado te puede dejar ubicada a miles de kilómetros de tu objetivo, pero cuando la motivación viene desde adentro, uno se para ubica el objetivo nuevamente y parte el camino.
Un ABRAZOTE amiga de mi alma.

Unknown said...

Siempre me han dicho que "no debo hacer nada las cosas esperando algo a cambio".. y yo testaruda como es mi alma difiero de ese comentario.
No espero lo material, lo monetario, lo tangible eso no me hace falta. Espero lo que no se ve, lo que se siente, lo que te abona/suma en la libretica del corazón, la palabra, el abrazo, la mirada de complicidad, el silencio que te dice a gritos aqui estoy, esa tan mentada palmadita en el hombro..a mi si me sirve y me dispara el chip de la motivación al 1000%.