Tuesday, July 25, 2006



Palabra...

“Palabra voz exacta...”escribió Octavio Paz comenzando un poema y dos días atrás enjabonando la taza de café distraída, me llega su verso, pensaba en los relatos que tengo en archivo para publicar, sujetaba entre alfileres imaginarios la palabra “registrar” buscando un sinónimo que le devolviera al texto su significado exacto, que me acercara a lo que quería expresar cuando la anexara al resto de lo escrito. El trabajo de mis manos llenas de jabón era secundario, cada célula de mi cuerpo, cada gota de sangre, cada latido, era por y para ese pensamiento. Una vez que lo resolví, una vez que la sustituta apareció y sé mimetizó en el texto me sentí liberada y presa. Liberada del nudoso problema que ocupaba mis pensamientos en todo momento, y presa de este afán de letras que me seduce como una droga dulce cada vez más.
Existen días, horas en que lo único que quiero hacer es escribir, sentarme en ese rinconcito al que estoy aprendiendo a acoplarme y escribir sin pausa y sin descanso hasta el desmayo. Pero no es mi caso, llegar al momento de escribir tiene sus obstáculos, la rutina del día, los pendientes, las horas de tráfico, el fregadero, la cocina, la llamada que no he hecho, la reunión a la que asisto, el rato que me gusta leer, el que debo dedicar a bañarme, a comer, a lavar la ropa, a planchar, y allí en ese lugar donde la acción se presenta ante mi tan cuesta arriba, tan imposible, tan remota, descubro sorprendida y orgullosa que la primera palabra de cada frase que forma parte de un relato, de mis relatos, se gesta, nace, crece y encuentra su camino hasta esta maquina dentro de todas mis ocupaciones diarias, sin ellas de donde sacaría las historias? Puede suceder que apague la magia eliminándolas de mi vida, de momento eso no va a ocurrir, vivo de una ocupación a otra de una tarea a otra, si algo debo hacer es por supuesto darle mas espacio al tiempo de escribir, al preciso momento en el que las yemas de mis dedos cruzan tan veloces como pueden el teclado siguiendo el dictado frenético de mis pensamientos, sin ese tiempo todo es bosquejos sin relleno, todas son líneas que van quedando huérfanas y terminan estériles dentro del cuaderno rojo con dorado donde anoto mis ideas, mis deslices, mis posibilidades, mis escritos que no poseen la fuerza suficiente todavía para saltar al papel y atraparme hasta la última palabra y el punto final.
Esto es lo que quiero hacer, esto es de lo que estoy enamorada, imagino que es así como el músico siente su arte, el pintor sus colores, en mi el proceso es extraño, nunca ha llegado el día en el que pienso que no tengo nada para escribir, siempre hay algo, a veces llegan a tiempo, otras les falta maduración, las cosas comienzan aveces como las películas en el cine, otra de mis pasiones, primero veo las imágenes y luego las redacto, las imágenes varían: algunas las inventó, algunas las viví y otras como me las contaron tantas veces no puedo estar segura si las inventé o las viví. Entre palabras respiro, sueño, crezco y también muero un poquito cada día, como todos. Las Palabras me demuestran su fuerza caprichosa y completa, me obligan a hacerles reverencia cuando el suceso de lo escrito se transforma en realidad aunque sea a medias.







2 comments:

rominita said...

que admirable la forma en que hablas sobre escribir, a mi me gustaría tener esa pasión, pero siempre me detiene el miedo a que no se algo realmente bueno, me congelo en la primera palabra y otras veces a mitad de la historia abandono a mis personajes que después se dedican a penarme como pidiéndome que por favor les de final a sus historias.
cariños
nos leemos

Silvia said...

Gracias,a tus ojos todo parece facil, la mayoria del tiempo estoy perdida entre personajes y temas,aveces algo me gusta mucho como queda y despues siento que no voy a poder escribir algo mejor,pero la verdad es que sin importarme como me salen estoy enamorada de esto es un vicio, escucha a esos personajes,una amiga que es psicologa me dijo que es importantisimo el punto final,que opinas?
Gacias por leerme.
Silvia