Wednesday, May 31, 2006



El Invento


...Por eso al estarte amando,
si con un amor te quiero
con el otro te estoy creando

y tú, en el querer que sientas,
si con un querer me quieres
con el otro me inventas. ...



Seis meses esperando el momento, cruzando con él, con Sebastián dos palabras escasas en el ascensor cada mañana de camino al aula, él vestido con su traje oscuro siempre, su camisa blanca, su corbata gris brillante, que ganas Flor de que por fin se decida él a hablar de algo, a preguntar algo, a aportar algo que conspire contra los escuetos buenos días, con los incontables que calor hace, con la queja inútil sobre el puesto de estacionamiento de profesores y lo mal distribuidos que están y lo injusto que es y un chao pescado en cuanto se abren las puertas, cada uno como te imaginaras para su aula, a su clase, el rodeado de niñas preciosas, maquilladas en demasía, peinadas a la moda, vestidas: ¿escasas? La palabra las describe mejor, el serio en sus veintiocho en su papel de profesor, yo ni me cuento, yo en mi cátedra, en mis papeles, en mis carpetas, eso si denme un pantalón y unos tacones, déjenme pues con mi metro noventa caminar sola el pasillo y después hablamos. Sebastián no me mira Flor, ¿cómo se te ocurre? Él es un caballero, nada que ver con el sureño aquel del departamento de deportes, él es todo callado, todo serio, todo porte, por eso llevo tanto tiempo esperando tener una conversación con él, un tiempo a solas, me lo imagino cientos de veces al día, es que con Sebas es muy fácil, ya sabes llego yo a la cafetería y él me invita a su mesa, pide un café, y conversamos de tantas cosas, ¿de cual?, ¡Que curiosa!, de los libros que hemos leído, de cómo dividimos el tiempo libre, de la familia, de nuestros proyectos académicos y personales, si también le cuento del libro aquel que quiero escribir, el escucha atento asiente, salimos del brazo, el sonreído, ¿yo?, bueno en las nubes, también me lo imagino en el estacionamiento, ya sabes ambos buscando el carro, coincidimos, acordamos vernos en un sitio mas tranquilo, si yo no tengo objeción, no la tengo, y la misma conversación en un restaurante. Lo imagine todo Flor, y no se como contarte que ayer en la tarde por fin ocurrió, Rosario la secretaria de admisión me pidió que la ayudara con las planillas de inscripción el día anterior, le prometí que después de mis clases estaría encantada, así que bajando del aula se me ocurrió llevar café para amenizar la tarea, entre en la cafetería sin mirar a los lados, y allí estaba Sebastián, lo salude como es usual, sin mucha efusividad que es como le gusta, tome los cafés y salí, estaba un poco apurada para entretenerme con ensoñaciones, aparte a ti no te puedo mentir, ya había perdido la esperanza de que la dichosa conversación se diera y el descubriera lo maravillosa que soy, en fin cuando voy por el pasillo siento que me dicen por la espalda "vas como apurada" y de dos zancadas me alcanza , empareja el paso conmigo, le explico breve a donde voy y porque con la esperanza de que no sea esa la conversación imaginada tantas veces, entonces para mi sorpresa Flor, se lanza un monologo de lo terrible que lo trata la vida, de que le aprietan los zapatos porque son nuevos, de que el día esta jodido porque va a llover y remata con un "no se si te parece vernos después" mientras me detiene la puerta de la oficina de Rosario para que yo entre.
Si te digo la verdad, fingí no escuchar la pregunta para no tener que contestársela, ¡ay Flor! Tanto soñar para nada, ya lo dijo Andrés Eloy en su poema, el amor es un invento, yo lo sospechaba, hija como soy del psicoanálisis y de la duda, pero igual quise inventarle a Sebastián una armadura con espada y todo, y así convertido en mi caballero, soñar despierta, con un hombre que me rescatara, un hombre que no tenia nada que ver con el, no estuvo tan grave la cosa, por lo menos no le di caballo, así no cayó de tan alto el pobre.

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