
Cuarenta y contando..uno…
¡Fin de Año en la casa! Presentía que esta década llegaba llena de sorpresas, de emociones de vivencia distintas pero ni en sueños pude dibujar toda la intensidad de estos trescientos sesenta y cinco días particulares.
Me cuesta colocar los puntos en un orden que al mejor estilo de preescolar, una cada evento con el aprendizaje correspondiente. Eso se debe a que todo quedo unido de tal manera que uno se desliza dentro del otro, sin importar como se origino con tanta suavidad que aun después del instante en que les toco brillar siguen manteniendo su vigencia y renovándose.
Sigo aprendiendo.
Sigo creyendo en los días de sol, en los días de lluvia, en las sonrisas, en dibujar lo que haga falta para hacer del presente un día mejor. El que es. En eso que dicen los e-mail si tienes limones haz limonada!, de otra manera se vive en el margen de la línea, se vive pensando en lo que pudo ser y no fue, en lo que no es, en lo que nunca será. Concentrada en exprimir los limones que tengo a diario, o los que me den, aprovecho lo del momento, y me ahorro sufrimientos.
Ser feliz solo depende de mi, de las elecciones que hago, del ángulo con el que decida mirar las cosas, siempre habrán matices, es inevitable, y es posible que las risas no se queden a vivir pegadas a mi todo el tiempo, es cierto, así que las aprovecho, las disfruto sin empañarlas, ahora se que regresaran, y que lo harán sin ninguna condición, sin ningún pago adicional. Tal cual como lo dice Rosana en su canción: ser feliz es gratis.
Aun me angustia el futuro, pero no lo dejo que me atormente, lo mantengo a raya, y si a veces mis pensamientos vagan por lo incierto, por los meses por venir, por las posibilidades conjurando formulas que llegado el momento quedan obsoletas, lo hago como un ejercicio táctico corto, una visión general sin profundizar demasiado, las preocupaciones por el futuro son un desgaste, se va el tiempo en hacer conjeturas y con dos palabras todo lo planificado queda en el olvido.
Una vez más, lo que he pedido me ha sido dado. Los tiempos de Dios son tan perfectos, sus planes para conmigo tan elaborados, que cuando como ahora me deja ver el camino recorrido, los porque, y a que corresponden en mi presente no puedo dejar de dar las gracias, dedica su amor y su sabiduría en mi, lo aprovecho tanto como puedo, tanto como se me permite.
Sigo creyendo en las palabras, en las que leo, en las que escribo, ¿Qué seria de mi sin ellas?.
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