Monday, October 27, 2008


Dos Plumas

I

¿Quién no conciente a Clotilde? En casa todos, ella es la más obsequiada, la que obtiene el agua mas fresca, fruta para picotear en la tarde, y en época de lluvia alguna que otra crocante cucaracha, de esas que salen mareadas de la alcantarilla del patio, la casa mas limpia, un aseo diario de manguera y jabón meticuloso librándolo todo de molestas moscas y malos olores. Todos los mimos, todas las frases bonitas son para Clo, como le dicen cariñosamente y ella contoneándose entre sus mullidas plumas blancas “mírala que bella” comenta la Señora de la casa, Clo con su pico anaranjado, su cabecita erguida moviéndose de derecha a izquierda de izquierda a derecha, recostándose de lado, acomodando el plumaje “tómale una foto ahorita” grita la niña_ “¿no es adorable?”.
Y Clo toda aburrida de tenerlo todo. Y Clo soñando con lo que hay detrás del muro, añorando pisar ese asfalto negro que divisa cada vez que se abre la reja que deja entrar los carros, soñando con subirse al borde del portón y volar libre.
El viernes cerca de las tres Clotilde se recostó contra la reja de su casa haciéndose la distraída y está cedió dejándole libre el camino hacia el jardín, impresionada por su buena suerte, pero igual sigilosa decidió probar saltos hasta la rama del árbol, el mismo que acaricio tantas veces en sus sueños, un salto, un impulso, dos aleteos y ¡cayó sobre la rama! Dos saltitos más y las garras cerradas para mantener el equilibrio, no se permite felicitarse mucho por su buena suerte quiere mas, ve la calle tan cerca, su ansiada libertad, gira con cuidado sobre la rama. Decide que con un esfuerzo mas puede posarse en el muro, una de las patas drapea sobre la superficie de cemento, pero la garra se abre y se clava en una hendidura, la sostiene, del otro lado lo soñado.
Clotilde aletea dos veces, para ganar impulso, y se lanza en un vuelo poco probable para una gallina, hoy la suerte está de su lado, aterriza en el asfalto caliente sin hacerse ni un rasguño. Se para erguida y sacude sus plumas orgullosa. De pronto un viento inesperado la hace erizarse, la golpea, la tumba, lo siguiente y último que ve son dos dientes afilados de las fauces de Dosmedias clavarse hasta hacerla soltar un chorro de sangre roja que mancha las plumas blancas, un instante después solo queda el bulto a un costado de la calle un amasijo de plumas y sangre, y los gritos angustiados de todos los de la casa con ecos de atardecer llamando a su adorada Clotilde ¿Dónde pudo esconderse esa gallina?.


P.D. Ya ves GGM, todos tenemos nuestra historia con plumas, no tienes idea de como me acorde de ti cuando lo termine de escribir!!

3 comments:

Oswaldo Aiffil said...

Es triste la historia Silvia! Wow, que poco le duró el saborear la anhelada libertad. Un beso Silvia Adela!

Silvia said...

Es que la historia nacio al reves!!

Besos


Silvia

Silvia said...

Es que la historia nacio al reves!!

Besos


Silvia