
FRIDA kHALO
Frida llego a mi vida y no me di cuenta. Pero se quedo rezagada en mis recuerdos, escondida de mi misma para evitar que la expulsara con un gesto de sobrada groseria. Quería quedarse en mi corazón y temía que no la dejase.
Todos los días llegan, querida Frida, es así como hoy lamento no haberle parado mas a mi libro de Artística, ahora no se como se llama esa materia de liceo, Arte, Historia del Arte, da igual.
Quisiera volver a ese instante y sentirme motivada a aprender, a conocer, a ver, doy vuelta las paginas en mis recuerdos, tantas obras maravillosas y entre ellas la de tuya, en ese entonces me enamore del cubismo, de un Picasso cuadrado que pintaba lo que yo podía entender, incluso lo que yo podía copiar, escogí una obra de cubos para mi presentación de ejercicio, se premiaría el mejor y lo colocarían en la cartelera frente al salón. Soñé con esa cartelera desalentada y con mis cubos de colores sin alma, ansiaba que fueran escogidos y al mismo tiempo sabia que algo tan sin gracia no tendría oportunidad frente a tanto talento en competencia.
Fue Dalí y sus cuadros surrealistas llenos de detalles en los que podía perderme mientras una profesora de voz nasal y cabellos rubios rebeldes hablaba y hablaba sin parar de todo lo que era necesario memorizar para el examen el que me salvo del aburrimiento.
Ella enamorada del arte, tan egoístamente enamorada que no pudo nunca compartir con sus alumnos ese amor. No nos contó nunca que la vida es distinta afuera del aula, que más que rellenar un examen era necesario contener el aliento al ver una pintura de Leonardo Da Vinci, o cualquier otro, observar los trazos, los rasgos, las miradas. Sentir el arte, conseguir que corra por las venas, comprender que esos pintores y pintoras que existieron en otras épocas abrieron camino a las nuevas expresiones de arte.
Fastidiada de sus discursos, terminaba cada clase preguntándome lo mismo: ¿Para que me va a servir esto en la vida? Y no había nadie ni siquiera ella con una respuesta coherente a mi lado, con una invitación más interesante que la de pasar a otro nivel y archivar para siempre el libro.
“La Columna Rota” era uno de los cuadros en el libro, mi amigo David le había repasado los contornos del cuerpo con lápiz negro. Nunca me preguntaron por ella en un examen, quedo arrinconada en los recuerdos, con lo que yo nombraba tristeza siempre presente.
Un día cualquiera en una revista de mujeres, salía la foto de un cuadro tuyo, un autorretrato donde te asomabas a una inmensidad de alcauciles, yo les digo cartuchos, la flor preferida de mi abuelo Peter, me llamo la atención lo serena que se te veía Frida, casi feliz, algo tan poco usual en ti.
Después la revista desapareció.
Desde entonces nos hemos dedicado a conocernos, te quedaste aquí, en mi corazón, entre tanto vuelvo a buscar la bonita imagen del cuadro por todas partes. Llegue a pensar que no existe, he paseado por Internet pagina por pagina, por libros de tus pinturas, y no la he vuelto a ver. Hay días en que creo que la soñé, que la invente solita, para sacarte de tanto dolor, y brindarle un poco de paz.
Conoces el sufrimiento desde siempre, y en lugar de retraerte te alentó aunque de a ratos se intensificara, es lo que más se ve en tus pinturas, corazones sangrantes y fetos no nacidos. Sin embargo nunca te distes por vencida, jamás escogiste como opción desistir de sus sueños, me lo recuerdas siempre desde la fotografía que tengo en tu libro, una Frida distinta, reposada y hermosa, de trenzas enrolladas y uñas pintadas de rojo. Allí retratada por tu amante pareces tan ajena a todo ese dolor que te toco vivir.
Sigo en mi búsqueda, sin prisas pero sin pausa y entre tanto descubro coincidencias insólitas que me dejan un tanto confundida como saber querida Frida te rendiste al sueño eterno un 13 de Julio.
Silvia.
1 comment:
Hola silvia:
De Frida Calo no se mucho, no por falta de gusto, si no porque intento negarme de todas las formas posibles a ver el dolor en el alma ajena, es extraño pensando en que seré psicóloga, pero la verdad es que en los cuadros de Frida se puede ver el dolor del alma desnuda que lucha por seguir existiendo... he visto pocas veces sus cuadros, de hecho solo lo hice cuando ví la película de su vida (muy holiwoodense), pero las imagenes me acompañan ahora mientras te escribo y lo que veo es un dolor que no se camufla, que no se oculta como suele hacerse, es un dolor que se vive y que se lucha.
Gran mujer Frida...
Te mando muchos cariños.
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