Thursday, September 14, 2006



Cuerpo y Alma


“...¿Quién sabe lo que es un cuerpo,
un alma,
y el sitio en que se juntan
y como el cuerpo se ilumina
y el alma se obscurece,
hasta fundirse, carne y alma,
en una sola sombra viva...”

Octavio Paz.


Siempre he pensado que es mas importante el tamaño de mis ideas y pensamientos que el de mi cintura. Hay que salir a la calle una mañana para comenzar a dudar: vallas con cuerpos espectaculares anunciándome lo contrario, vendiendo la promesa de que la circunferencia de las cinturas y el tamaño lo alcanzan todo en la vida.
Tengo que poner a prueba mis valores y mis creencias y serenarme, este cuerpo que habito y que Dios me dio para eso es solamente el estuche, lo verdaderamente importante crece dentro.
Fui gorda y fui feliz, no feliz consolada o resignada o culpable o acomplejada, feliz como cualquier ser humano puede serlo, feliz con mis pestañas, con los hoyuelos de mi sonrisa, con mis caderas acolchadas y con la uña de mi pie, igual que soy feliz hoy.
Nunca, puedo confesarlo, me molesto la comida, no veía cantidades ni contaba calorías, ni deseaba ser de otra forma, no me cuestionaba.
Un día me vi en una foto, como tantas otras veces y me pareció que si, que estaba algo excedida de peso, mi metro setenta cargaba con setenta y nueve kilos, (aunque me encanta decir ochenta kilos me parece mas dramático) no los adquirí de un día para otro, fue una constante suma, así que la resta necesariamente fue igual de lenta.
Cada cosa volvió a su lugar, con lechuga, ejercicios y mucha muchísima fuerza de voluntad.
No tengo madera de modelo (ni edad) nunca he llegado a la delgadez de las vallas, ni de las fotos de las revistas, tampoco ha sido esa mi intención, pero le he dado a mi cuerpo las dimensiones que le corresponden, con algunas temporadas en que las curvas se rellenan un poco mas, la diferencia esta en que ahora si me molestan, incluso me molesta mas que engordar no poder encontrar la fuerza de voluntad para consentirme un poco mas, para prestar atención a mi cuerpo y a mi persona.
He descubierto que en mi peso, porque tengo uno que me corresponde y al que he llegado después de muchos ensayos, después de tomar en cuenta muchos factores, desde mi herencia hasta mi poco habito a las verduras (que no me disgustan para nada), en fin en mi peso, existe un equilibrio sutil, imperceptible, casi invisible, entre la parte física, entre mi carne, mis grasas, mi sangre y mi alma. Cuando creo que con tanto vegetales y carnes blancas a la plancha voy a desfallecer a media tarde, tengo una energía que me sorprende.
También el regreso de mi amiga, la fuerza de voluntad, me hace sentir mas fuerte, mas poderosa, igual que los superamigos, porque si esta aquí para ayudarme a alimentarme sanamente se queda para cualquier otro cambiecito que se me ocurra, como por ejemplo escribir mas seguido.
Siempre he pensado que es mas importante el tamaño de mis ideas y pensamientos, y lo sigo pensando, son lo que soy, pero este cuerpo que habito y que Dios me dio, este caro, complejo y maravilloso estuche, necesita ciertos cuidados, para que la otra parte crezca, aprenda y se pasee por esta tierra sin mayores preocupaciones.

Silvia.

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