Thursday, June 21, 2007




BeBe



Soy una mujer de palabra. Hoy al borde de esta despedida, BeBe, te lo recuerdo y doy fe que eres la prueba tangible de que es así. Tuve claro que no iba a manejar carro ajeno, así que mientras dividía mi vida entre autobuses y taxis mis hermanos hacían malabarismos para pisar entre dos un solo acelerador o rogar por el carro de mi papá.

¿Te acuerdas BeBe cuando nos conocimos? Fue mucho antes del cartel de “Se Vende” pegado en tu vidrio trasero, cuando llevabas a mi hija al colegio, quien te hubiese dicho que lo harías por seis años más pero conmigo.

No se que vi en ti, quiero pensar que fue ese azul cielo que te cubría, o tu tamaño que no lograba intimidarme, es difícil decidirse, lo que se es que nada mas ver que te vendían supe que eras lo que ni siquiera estaba buscando: mi primer carro.

Solo arropada por ti, BeBe, aprendí a sortear mis miedos, a vencer poco a poco esa “responsabilidad de conducir un vehículo” que me invadía el espíritu única en este país por cierto, a tu lado se me ocurrían las cosas mas increíbles para superar ese malestar diario que me ocasionaba tener que conducir, y ese día en la acera de Los Chorros, cuando le dije a él que a partir de ese momento yo conducía si iba sola, sola contigo se entiende, así buscamos solución a las cosas simples como la constante vigilia que le tenia al retrovisor, tanto ahínco en el pasado me distraía del presente o estacionarme pegada a la acera.

Contigo me asome a la increíble autonomía que da poder decidir a que hora y cuando se sale, sin esperas, sin demoras.

De nuestras historias con la ley que hoy solo nos causan risa y nos hicieron pasar apuros en su momento puedo escribir casi un manual.

BeBe nos fuimos convirtiendo en un fuerte capaz de resistir a cualquier embate del destino, tu guantera se convirtió en la extensión de mi cartera, se acumularon los “imprescindibles”, el cepillo del cabello, un labial que se derretía en los estacionamientos, cinta adhesiva y papel de regalo, lazos, galletas y agua embotellada, paraguas, impermeable, abrigo.
Tu también tenias tu kit de emergencia una garrafa de agua, un litro de aceite, el liquido de los frenos y un paño, a veces cargábamos un par de guantes por si tenia que abrirte la boca en plena calle.

Conseguí trabajo apoyada en tu diligente gestión de llevarme, emprendimos negocios, llevamos a los niños al colegio, paseamos y salimos de compras. ¿Cuántas cosas entran en seis años no?

Soportamos lo incierto de aquel episodio de infidelidad, donde la casa se me venia encima y salir era la única opción para respirar.

Guardamos secretos.

¿Te acuerdas BeBe como corríamos sobre el asfalto cuando estábamos los dos solos? Todo el largo de la autopista, la música sonando en los oídos, el viento sacudiéndome el cabello, esa sensación de vértigo y libertad que pudo habernos llevado a la luna si hubiesen construido un camino hasta ella.

El martes llegue y tu ya te ibas, vi por ultima vez tu estampa azul cielo y no me percate que era el final, la despedida, hasta esta mañana en la que me descubrí pensando si entre todas mis fotos tenia una tuya, me sacudió una punzada de nostalgia como esas que te dan cuando buscas a alguien que ya se ha ido, cuando no quieres creer que ya no esta, ni estará.

Nunca planeamos envejecer juntos, así que nuestra relación se construyo día a día. Y eso fue lo que nos sumo historia. Ni siquiera se cuando, como y porque comencé a llamarte BeBe.

Le dije tantas cosas buenas de ti al Señor Ramón que cuando se despidió de mi en la notaria me prometió que en cuanto te arregle va a traerte a visitarme.

¡Ay BeBe! en ese instante me di cuenta de dos cosas: la primera es que eres un carro no un niño en adopción (aunque parece que convencí al Señor Ramón de lo contrario) y de que la trama de aquella novela de Stephen King que leí hace siglos parece haberse apoderado de mi...o de ti ?


Silvia.

7 comments:

esteban lob said...

Nunca había sabido de un auto tan querido, como para que el dueño nuevo lo venga a traer de paseo, para que lo vea su antigua propietaria.

Generalmente uno no quiere volver a ver ni al dueño nuevo ni al auto, para evitar protestas por algún defecto.

Celebro tu amor por tu ahora "ex" auto y lo comprendo.

Un abrazo.

Anonymous said...

jajajja excelente !! me tuviste en vilo , pensé en tu novio , tal vez un hijo o un gran amigo . Me encantó el desenvolvimiento de la narración , hasta desenlarzarla en una genialidad .

Paz/

Silvia said...

Estubimos un año y medio para despedirnos Esteban, cada vez que lo venian a ver para comprarlo pasaba algo y seguiamos juntos,es que no le convencian los nuevos dueños ¿quien lo iba a querer como yo?.


Paz: me alagan tus palabras, muchas muchas gracias por la visita.

Cariños

Silvia.

rominita said...

Hola amiga: Me perdí en número uno por andar distraida con las cosas de la vida... tantas cosas que pasan a veces y otras veces no pasa nada. jejeje.
Oye, tengo que mantener la perspectiva de que BeBe era tu auto, porque me da mucha pena que lo hayas vendido, siento como que entregaste a alguien muy importante. Espero que el Nuevo dueño lo cuide mucho y lo trate bien.
Tu historia me recuerda al "honda civic" rojo de mi familia comprado en 1981 y que pasó de mi papá a mi mamá y después a mi hermana, le decímos fito... espero que mi hermana no lo venda nunca, porque con él se iría una parte de la historia de mi familia, pero sobre todo de mi historia, ya que yo nací en 1982, es decir, no conosco la vida sin el fito.
Pero en lo práctico, espero que adquieras un nuevo compañero de carretera y que inicies una nueva historia con él...o con ella.
CARIÑOS.

Silvia said...

Querida Romi: Espero que el que venga llene al menos una parte de todo lo que dejo BeBe.
Yo tambien tengo que concentrarme en el hecho de que es un carro, pero si de algo estabamos claros era de tener que despedirnos,nos tomamos nuestro tiempo,ademas el necesitaba alguien que supiera de su corazon (motor)y lo atendiera bien, creo que se fue con la persona indicada.
Gracias por tus notas, me gustan mucho, a y saludos a fito.

Cariños

Silvia.

SAUL OSIO STORE said...

Siempre tu primer carro es una vivencia dificil de olvidar, no importa si sea desagradable o muy buena, pero nunca se olvida, tranquila y que a BeBe lo van a tratar bien y hasta va estar a la moda, exitos y saludos desde La Guarida.

Oswaldo Aiffil said...

Hola mi querida Silvia! Que forma tan linda y pura tienes de expresar tus sentimientos. BeBe y tu llegaron a ser uno, uno para todo, es posible que ni tengas fotos de él, porque lo considerabas tan parte de ti que ni te ocupaste de ese detalle. No se si los carros tienen espíritu pero si lo tuviesen, estoy seguro de que BeBe te ama...un beso!