Thursday, March 08, 2007



Crónica de un Concierto.


Seis Horas para el Concierto.


Llegue al Poliedro a las dos de la tarde, la primera hora de la cola estaba full, la mas cerca de la entrada, nada mas salir del carro me abrazo un sol ardiente. ¿Necesitaría un gorro o quizás un poco de bronceador?
No paso mucho tiempo sin que llegara mas personas, y mas y mas la cola serpenteaba hacia atrás y se perdía de vista.


Cinco horas para el Concierto

De vez en cuando nos llegaba una brisa fresca y el sonido inusual del crujir de las matas del monte a nuestra izquierda. No se veía nada y al siguiente instante una llamarada lamía el tronco de un árbol mientras las cenizas daban vueltas a nuestro alrededor.
¿Deberíamos llamar a los bomberos?
Estaban mas atrás tratando de aplacar el fuego con ráfagas de agua inútiles que sofocaban las llamas altas pero no aplacaban a las listas chispas escondidas en el piso esperando un empujoncito del viento.
Oí comentarios asombrosos que me bajaron de la categoría de Fan que un día creí poseer. Iban desde gente que estaba desde las seis de la mañana haciendo la cola, pasando por una chica que dio a luz una hermosa bebe con música de Arjona de fondo hasta una embarazada poseedora de tres autógrafos y dispuesta a conseguir una foto con el al día siguiente.
Hacia rato que los vendedores ambulantes estaban cansados de pasar, tenían cintas con el nombre del artista, franelas de todos los colores, gorras con su rostro y hasta jarritas para tomar algún refresco.
Unos vendedores de fotos me encendieron la idea de enseñarle a mi amiga Marianne el Poliedro y me tome una foto a pleno sol para enviársela. Eso me recuerda que no lo he hecho.

Cuatro horas para el Concierto.

Me senté en una acera a insistencia de mi hermano y mí cuñada, nada más allí fui atacada por unas hormigas que disfrutaron comiéndome la espalda, dos zancudos confianzudos y hambrientos almorzaron en mi brazo. Tan pronto como me di cuenta que la única victima era yo me levante. Mejor de pie que otra cosa.


Dos horas para el Concierto.

A las seis la cola avanzo, podíamos ver la gente corriendo hacia la entrada. Cuando nos toco el turno de movernos un impresentable se metió entre los del grupo, al principio pensamos que era un coleado pero en seguida nos dimos cuenta que la intención no era para nada oír el concierto. A mi cuñada y a mi se nos despertó el instinto, ese que nos pone alertas ante el peligro y nos hace enfrentar las adversidades capaces de hacer cualquier cosa. Ricardo Luis emparejo el paso conmigo y me pregunto si avisábamos a la policía, le dije que no, en ese momento estaba por detrás del sujeto. Nuestro guardaespaldas dos por dos (dos metros por dos metros mi súper hermano) paso al frente del grupo, los demás nos juntamos uno detrás de otro cerrando fila encerrándolo, se le enfriaron las agallas y las ganas pero avanzo en la fila lamentablemente buscando otras posibilidades.
Le rogué al portero que no me rompiera la entrada con una sonrisa, me la devolvió, la doblo con mucho cuidado y le quito la pestaña devolviéndomela intacta.
Caminamos lo mas juntos que pudimos buscando asiento en el mejor sitio de la boleteria general, en la primera nos asomamos y decidimos que de lado estábamos mejor (el medio estaba totalmente lleno) llegamos a la sección amarilla y subimos lo mas alto que pudimos, desde allí dominábamos todo, sillas veinti algo.

Una hora para el concierto.


Abajo el escenario. La estación de metro que me describió Marianne, la puerta por donde saldría el, las pantallas gigantes, todo tal cual. Abajo en el escenario mucha gente se afanaba en acomodar las luces y probar el sonido con interminables alo, alo, uno dos tres etc.
Mi cuñada me dijo que cuando apagaran las luces aparecería el.
_ ¿ves bien desde aquí? _ me pregunto, como es mi primer concierto me consienten
_ Si, el problema no es que yo lo vea a el, sino que él me vea a mi.


Al fin llegaron las ocho
Quince minutos para el concierto
.


Se escucha un griterío mayúsculo. Desde mi puesto privilegiado vimos llegar una camioneta Van blanca de la que bajo... un hombre con bolsas y bandejas de comida.
Diez minutos para el concierto.
Otra vez se enciende a gritos el Poliedro, otra camioneta blanca, esta vez una figura altísima, con una chaqueta marrón y un maletín negro en la mano izquierda se baja, “es él” me dice mi cuñada con unos larga vistas en la mano.
Esta aquí_ pienso yo.


Las Ocho: La hora del concierto


Sufrí un grado de decepción. Esa parte puntual de mi organismo que no puede entender al resto del desorganizado mundo.

Ocho y veinte.

Suben una cortina negra, y anuncian al talonero (esa persona que no le importa que la abucheen porque quieren al artista por el que pagaron para ver)
Pedro Castillo.
Aditus_ grita mi corazón desbocado, ¿esto es una trampa del destino o que? Tanto tiempo alejada de los conciertos y vuelvo precisamente a escuchar en vivo a este señor Castillo que me encendió la adolescencia con tantos y tantos conciertos. Temí por el, pero solo fue un momento, al siguiente todo el Poliedro cantaba con el, “OH Victoria” “No te vayas ahora...” “ Tiempo dame un chance mas...” y yo me olvide que esperaba y disfrute mi recuerdo.
Pedro se va dando las gracias, espero que sintiera una milésima parte de todo lo que yo sentí, esa es la respuesta de una fan a un artista y viceversa recordarse y recibirse otra vez.
Al fin se apagan las luces, comienza a sonar la música de Iluso y el video, (¿pero es en vivo o grabada?) entran al escenario unas cuantas figuras, recuerdo los detalles que leí y no desperdicio gritos en el guitarrista que ahora lleva el cabello largo y entra primero. Lo confunden con Ricardo.
Enseguida escucho la entrada de “Para bien o para mal” y sale él, Ricardo cantando y caminando en el pasillo del medio.
Lo veo, con su abrigo marrón (como leí después, yo lo veía negro) en pleno trópico y sus zapatos blancos impensables, no me gustan los chicos con zapatos blancos pero a él se lo perdono. Su voz sube por encima del alboroto general, camina y camina, me doy cuenta de que es la primera canción que escuche cuando compre el disco, en el carro, me recreo en esos acordes por los que me gusta comenzar a escucharlo siempre, quisiera recordar el orden de todas las canciones para dar un parte veras y preciso, pero me temo que seguí el consejo de mi amiga Marianne y disfrute con todo sin intentar preservar nada para el recuerdo. Pensé en ella cuando canto “Receta”, coreábamos las canciones como un coro contratado, en ocasiones el pobre Ricardo esperaba su entrada y ya escuchaba a todos cantando lo que seguía desordenadamente y a destiempo.
Por un momento extrañe acompañar sus canciones con la computadora y mis dedos tecleando a velocidades imposibles mis ideas atolondradas.
Que voluntad para no volverse loco o equivocarse entre tantos y tantos alborotos. Alguien del publico le lanzo algo blanco que él logro esquivar gracias a me imagino tantas practicas de basketball. En un momento comenzó a sonar “La Nena”.
_ Esa canción le da miedo a Ama _ me susurra mi hermano, aunque esta claro que pudo haberlo gritado.
_ Yo no pude escucharla sino mucho después, cuando salio “Santo Pecado” Andrea tenia nueve años _ le contesto.
_ Pensé _ dice Melisa _que nunca la iba a tocar en vivo.
Yo se que un día leí que él dijo eso, ahora es parte de una campaña contra los secuestros en México, y en honor a la verdad, soy de la opinión que si tienes algo que decirle al mundo y ese mundo te escucha ¡Hazlo!
No pude cantar la canción con el, se me instalo un pesar en el pecho nada mas ver que descendía una jaula y lo encerraban, quise ver las imágenes de la pantalla (porque todavía no me he atrevido a ver el video que circula por Internet) pero no pude apartar los ojos de él y el corazón de la forma en como cantaba cada estrofa.
No llore, porque prometí al entrar que solo lloraría si el cantaba cierta canción que me encanta.
“Mojado” fue el tema que mas me gusto, lo atribuyo a la historia que relato antes, esa que habla de su familia, de sus recuerdos de infancia, con ese acento de todas partes que ha logrado perfeccionar (para mi deleite) con esa dicción clara de maestro de escuela que suena firme sin levantar la voz, le dedico la canción a su mamá, lo cual no me importo porque igual yo la escuche.
Hice un calendario de sueños, con todos los eventos de mi familia, para llegar desde octubre hasta el momento en que ambos respiráramos en el mismo lugar, nunca pensé en el instante después, en cuando se apagaran las luces, cuando llegara el siguiente amanecer, pasa tan rápido, tengo el recuerdo fugaz de haberlo visto de lejos inmenso llenando el escenario, el sonido de su voz martillando en mi oído.
Volví a escuchar su disco, volví a tener esa voz solo para mi, nos queda Abril, supongo y todos esos meses por delante…

Nota Final:

Jugué a probarme que él podría adivinar mi canción favorita y cantarla con solo pensarla, lo cual fue para mi decepción cuando no ocurrió. Lleve mi pena acuesta hasta el otro día cuando leí una critica del concierto, donde decía que el Show de Ricardo Arjona estaba todo calculado y perfectamente ensayado (pongase usted a improvisar con tanto publico al frente) entonces comprendí que si me escucho, pero no encontró la manera de cantarla.

Una vez al final de un viaje me lamente que no había podido ver todo lo que quería, José me consoló diciéndome que eso era para tener algo por que regresar, tengo dos motivos para volver a ir a un concierto de Ricardo, la pregunta es ¿me hacían falta estos motivos?


Silvia.

6 comments:

esteban lob said...

Notable descripción, Silvia, de vivencias y sentimientos.
Felicitaciones.

Silvia said...

Gracias por tomarse el tiempo de leer,

Saludos,

Silvia.

Oswaldo Aiffil said...

Hola Silvia! Notable. Yo estuve alli ese día. Reviví los recuerdos con tu lectura. apesar de que no soy fan de Arjona, mi hija sí que lo es y me ofrecí para asistir acompañándola a ella y a una amiga!
Deliraron de pasión y yo también disfruté, aunque mucho más viéndolas a ellas disfrutar y delirar por su artista.
Un beso Silvia!

Silvia said...

A esos bochinches hay que ir en grupo, nosotros heramos un gentio, me parece increible que estubieras alli en el mismo espacio que yo y sin saberlo...asi de extraña es la vida!

Cariños

Silvia.

Unknown said...

por fin estoy en el lugar indicado. ando en mi cartera las paginas de tus recuerdos; el se fue, tampoco me vio, pero trato de recordar ese momento tan intenso..la primera vez.

buscando profe de español

marianne

Silvia said...

Aqui todos te podemos ayudar pero a perfeccionarlo! Gracias mil por visitarme este todo lo que escribi del concierto fue para ti...

Cariños

Silvia.